WASHINGTON/MOSCÚ.- La presión sobre el presidente de Estados Unidos en torno de los supuestos vínculos de su gobierno con Rusia creció ayer luego de que la prensa difundiera una versión según la cual Donald Trump solicitó que no se investigaran conexiones rusas del ex asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn. Incluso, el mandatario hasta habría sugerido la posibilidad de detener a periodistas que informen noticias falsas.
Según “The New York Times”, Trump le pidió al recién destituido director del FBI, James Comey que no investigara este tema, lo que, de confirmarse, implicaría un intento de obstrucción a la Justicia y una violación de la ley. La versión se desprende de un memorando supuestamente escrito por Comey al término de un encuentro con Trump.
El Presidente salió al cruce de la información, asegurando ser víctima de una campaña de prensa. “Ningún político en la historia (estadounidense) ha sido tratado peor o más injustamente”, sentenció ante un grupo de graduados de la Guardia Costera.
Las últimas revelaciones de prensa aceleraron las tratativas de los congresistas demócratas para formar una comisión independiente y la designación de un fiscal especial, que investigue los lazos de la campaña presidencial de Trump y Rusia, según explicó el congresista Elijah Cummings, miembro de las comisiones de Supervisión e Inteligencia de la Cámara de Representantes.
El republicano Paul Ryan, presidente de la Cámara, dijo que el Congreso tiene la “obligación” de supervisar al Presidente y llamó a cotejar todas las cuestiones relativas a sus diálogos con Comey. “Nuestro trabajo es ser responsables, sobrios y enfocados sólo en reunir los hechos”, dijo Ryan.
La Comisión de Inteligencia del Senado pidió tener acceso al memorando de Comey o cualquier otra documentación afín.
En una carta dirigida al actual director interino del FBI, Andrew McCabe, la comisión solicitó que se le entregara “toda nota o memorando elaborado por el ex director, vinculado a cualquier comunicación que pudo haber tenido con funcionarios de la Casa Blanca o el Departamento de Justicia relacionados con las investigaciones sobre los esfuerzos de Rusia” por influir en las elecciones de 2016. La comisión envió una carta a Comey solicitando su comparencia ante el organismo.
Por todo esto, el senador independiente Angus King pronunció el martes por primera vez -y con mucha prudencia- la palabra impeachment: destitución. Justamente, porque el Presidente habría violado la ley en un claro intento de obstrucción a la Justicia.
Secretos estratégicos
El capítulo vinculado a Comey se sumó al escándalo desatado el lunes por lo ocurrido durante una reunión de Trump con el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, y el embajador ruso, Serguei Kislyak, el 10 de mayo en Washington, que tuvo nuevas secuelas. Según la prensa, allí Trump reveló datos sensibles de Inteligencia relativos a un supuesto plan de Estado Islámico para perpetrar atentados en aviones a través de ordenadores portátiles. Estos datos le habían sido entregados por Israel y su difusión, de ser cierta, pondría en peligro fuentes de inteligencia.
En una primera reacción, el asesor Nacional de Seguridad, Herbert R. McMaster, negó que esto fuera cierto, mientras que Trump se defendió al día siguiente alegando que tenía “todo el derecho” de compartir información y asegurando que sólo había entregado datos sobre terrorismo y seguridad aeronáutica.
El presidente ruso, Vladimir Putin, salió ayer a respaldarlo y ofreció revelar una transcripción de las conversaciones. “Si el Gobierno estadounidense lo ve posible, estamos dispuestos a entregar al Senado y a la Cámara de Representantes una transcripción de la conversación entre Trump y Lavrov”, afirmó Putin.
El mandatario restó importancia a la polémica y afirmó que Estados Unidos atraviesa un período de “esquizofrenia política”.
Putin también se mostró molesto por cómo, en la actual situación política estadounidense, se está sembrando cizaña con una retórica antirusa. “O no entienden que esto daña a su propio país, lo que significa que son estúpidos, o lo comprenden claramente, lo que significa que son peligrosos y corruptos”, afirmó.
Papeles en baja
Las acciones europeas sufrieron ayer su peor día desde septiembre, ya que la agitación política en Estados Unidos empujó a los inversores a buscar activos seguros tras fuertes subidas que llevaron a los referenciales regionales a máximos récord.
Los reportes sobre Trump generaron interrogantes acerca de si podría ser acusado de obstrucción a la justicia. Esta situación aumentó la preocupación de los inversores sobre su capacidad para cumplir con los agresivos planes de estímulo prometidos.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro, en tanto, bajaban hasta mínimos de tres semanas, ante el temor a que los escándalos atrasen sus planes de recortar impuestos y subir el gasto fiscal, lo que impulsaba la demanda de activos de refugio. (DPA/Reuters)